La generación de oro yugoslava nació y murió en Italia

Hace justo 20 años, la guerra de los Balcanes se empezaba a cobrar las primera víctimas mortales. Cuatro días antes, el 25 de junio, Croacia y Eslovenia proclamaban su independencia de forma unilateral. La Unión Europea y Estados Unidos fracasaban en sus intentos de mediación y Yugoslavia caminaba inexorablemente hacia la desintegración. Era el principio del fin de un país, pero también de un equipo de baloncesto que marcó una época.

La selección yugoslava de finales de los ochenta y principios de los noventa ha sido, posiblemente, el mejor conjunto de jugadores que ha existido, NBA al margen. Desde la plata olímpica en Seul 88, ganó todo lo que jugó: Eurobasket 89 y 91 y Mundial 90. En ese periodo, solo perdió un partido oficial, ante Puerto Rico en la fase previa del Mundial de Argentina.La base de aquel equipo la conformaban unos jugadores que llevaban jugando juntos muchos años, desde que eran juveniles. Kukoc, Divac, Radja y Djorjevic ganaron el Mundial Junior de Bormio (Italia) en 1987 cuando tenían 19 y 20 años; cuatro años después se proclamaron campeones de Europa por segunda vez en Roma.

A esa generación de oro se unían jugadores ya asentados como Drazen Petrovic, Zarko Paspalj o Jure Zdov; y también jóvenes como Komazec o Danilovic. El baloncesto que practicaron esos años fue maravilloso, continuando lo que hicieron Kukoc y compañía en 1987. En aquel campeonato, los jóvenes yugoslavos arrasaron a todos, incluidos los norteamericanos que cayeron con una actuación para el recuerdo de Toni Kukoc con 11 triples.

Aquel 29 de junio de 1991, esos jugadores, algunos serbios y algunos croatas jugaron su último partido juntos en Roma. Amigos desde la adolescencia, apenas cruzaron palabra los años siguientes, la guerra y los nacionalismos les separaron deportiva y humanamente. Con su país en guerra y sabiendo que cuando regresasen nada sería igual, ganaron fácilmente a Italia y se proclamaron campeones. No hizo falta que en ese campeonato participase Drazen Petrovic, que renunció a jugar por cansancio y porque empezaba a tener tiranteces con los jugadores serbios.

Yugoslavia dejó de existir también deportivamente y en los siguientes eventos participaron las nuevas naciones: Croacia, Eslovenia y Bosnia. Serbia y Montenegro siguieron compitiendo bajo el nombre de Yugoslavia cuando las sanciones les permitieron jugar, a partir de 1995.  Una lástima no haber podido ver más a aquel equipo que se deshizo cuando la mayoría de los jugadores tenía 23 y 24 años. Nunca sabremos hasta dónde podrían haber llegado.

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